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El añejo cerebro del metro de Ciudad de México

El subterráneo mexicano, que transporta 5,5 millones de personas al día, es controlado por el Puesto Central de Control (PCC), un espacio atrapado en el tiempo donde un grupo de trabajadores lidia con el control de los trenes




El añejo cerebro del metro de Ciudad de México

El Puesto Central de Control se encarga de evitar contratiempos y resolver incidentes en las 195 estaciones del metro de Ciudad de México.






El metro de la capital mexicana, que transporta a 1.647 millones de pasajeros al año, abre sus puertas desde las cinco de la mañana hasta medianoche. El tiempo sin servicio al público se emplea para dar mantenimiento a sus trenes. Sin embargo, el PCC trabaja las 24 horas para monitorear todo tipo de movimiento desde 1969.



El metro mexicano fue inaugurado el 4 de septiembre de 1969, pero su primer viaje fue un día después. El primer conductor de los trenes fue Juan Cano, de 22 años.





La red del metro cuenta con 225 kilómetros de distancia. Cruza los distintos puntos de una urbe con más de 20 millones de habitantes y también transporta a la periferia, en especial en el Estado de México. Tras 50 años de funcionamiento, la capacidad de los trenes ha sido sobrepasada por la demanda de los usuarios.


Vista general del PCC, un lugar que mantiene la mayor parte del mobiliario desde su fundación en 1969.


Desde estas oficinas, ubicadas cerca de la estación Salto del Agua, se vigila cualquier tipo de percance: desde la gran cantidad de pasajeros, los retrasos e, incluso, los casos de suicidio en las instalaciones.


Uno de los tableros de control óptico donde los focos de color rojo muestran en tiempo real dónde se localizan los trenes en cada una de las líneas.


El primer tramo del metro mexicano constaba de 12,6 kilómetros y redujo el tiempo de trayecto de 90 minutos a solo 20. el presidente Gustavo Díaz Ordaz, el entonces presidente, encabezó la ceremonia de inauguración.


Las oficinas también vigilan los pasillos del metro con cámaras de vídeo y tienen un sistema directo de comunicación con los conductores de los trenes.


"La hora pico es de mucha tensión. Trasladamos cinco millones de personas al día. Las decisiones que se toman afectan a muchísima gente. Aquí el ambiente es de mucho estrés", comenta Julio Vargas, jefe de reguladores.





El personal que trabaja en el Puesto Central de Control tiene una larga experiencia en el metro. La mayoría fueron conductores, inspectores o jefes de estación. "El entendimiento de allá abajo [en las vías] te da un panorama para tomar decisiones"

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